Cafès de Buenos Aires, el alma porteña

Sabemos que ir al café no significa necesariamente ir a beber un cafécito y listo o solo hacer tiempo. El Café  de Buenos Aires es parte de la vida de la ciudad, con sus barrios y su música. Encierra toda el alma porteña.
 
Ir al Café es mucho más que citarse en un lugar de paso con una persona, es reunirse con amigos,  es ir a leer los diarios o un libro, es escribir, filosofar sobre la vida o la política, juntarse con “la barra”. Los tangos también cantan al Café porteño, herencia de los madrileños o parisinos y difícil de encontrar en otros destinos, no por su estructura –en todas partes del mundo hay bares y cafés- sino por lo que significa.

A la gente de Buenos Aires, tanto hombres como mujeres nos encanta reunirnos junto a una taza de té o de café, a cualquier hora y djar correr el tiempo, que no es lo mismo que perder el tiempo.  Para los hombres, el barrio es también el café que  “De chiquilín  miraban de afuera”, deseando crecer para pertenecer a esa cofradía, que prometía “en oro un puñado de amigos”.
 
Y si bien los cafés, sobre todo aquellos  del centro, han cambiado su fisonomía, siguen significando el alma del porteño. Por eso  hoy se reivindicaron cafés Históricos como el mítico Tortoni y los Notables como el Federal de San Telmo,  el Margot, en Boedo , El Cao en San Cristobal. O aquel que puso en fama Cacho Castaña, ese que los muchachos llamaron La Humedad en Gaona y Boyacá.
 
Pero un recorrido por Buenos Aires nos depara el placer de un cafecito en Los Galgos de Callao y Lavalle, muy masculino, o en aquel que desde el 1900 fue lugar de encuentro del “ malevaje extrañao”, los 36 Billares.
 
Un café también nombrado Notable,  ineludible para antes del cine, encuentro de cinéfilos, periodistas y eminentemente de porteños y  para beber de pie  es Le Caravelle , en Lavalle al 700. Escenario de Hoy Como Ayer, documental sobre el tanguero Juan Carlos Godoy, estrenado en el Bafici, El Banderín del  barrio del Abasto , fundado en 1929 conserva la magia de los viejos cafetines.
 
Varela Varelita era un grupo de jazz  de los años 40 a los 70 y  el bar  tradicional de la calle Scalabrini Ortiz y Paraguay reflota ese nombre en su memoria.
 
En la city elegante, Florida y Paraguay  esta el Florida Garden. Sitio obligado de charlas post office, de largos encuentros. De estilo Art Nouveau,  imposible olvidar sus escaleras revestidas en cobre y la barra de madera y mármol. Pero hubo y hay muchos otros  en  la memoria. Bares o Cafés donde las discusiones literarias o políticas eran interminables, fogoneadas por café y cigarrillos. Recordamos La Paz, en Corrientes y Montevideo. O como  el Bar Unión, hoy  Bar Sur –Estados Unidos 200- aquel que  canta Jairo y que tantas charlas cobijó:  “algunos bares parecen hechos a la medida  / son como besos que hacen milagros en las heridas…/ ella esta triste y él  está solo en el Bar Unión…”
 
Los Bares de Buenos Aires, la costumbre del café y la charla tanto de hombres como de mujeres nunca morirá. Y tampoco en el tango, fiel espejo de los habitantes de mi Buenos Aires querido!  Tal como canta Cacho Castaña “ Por eso vuelvo hasta la esquina del boliche
a buscar la barra eterna de Gaona y Boyacá. / ¡Ya son pocos los que quedan! Vamos, muchachos, esta noche a recordar/ una por una las hazañas de otros tiempos. Y el recuerdo del boliche que llamamos La Humedad…