{jcomments on}

Una historia chocolatosa

Las hojas han caído, hay alternancia de días de sol y lluvia; en fin es el invierno que nos ha alcanzado y esta estación, como siempre decimos, tiene sus compensaciones. Una de ellas es el placer del chocolate caliente. Pero en este caso comentamos una propuesta que descubrimos en un viejo libro, porque nos encontramos que la Fondue de Chocolate ¡tiene su historia!
 
Corría el año 1966. En el Plaza Hotel de Nueva York había una reunión de prensa. Los periodistas invitados se vieron sorprendidos por una sucesión de Fondues de queso y también la clásica bourguignon o sea de carne. Hasta ahora nada muy novedoso. Eso sí, con buenos vinos de Napa. Sin embargo al llegar el final de la comida y ante el asombro general, aparecieron pequeñas cazuelas individuales "donde burbujeaba suavemente delicioso chocolate fundido acompañado  con una guarnición de biscotis, torta, fruta trozada, pasas de uva...". Obviamente los periodistas estaban encantados. En aquel momento aquella primera Fondue de Chocolate fue una producción para difundir los chocolates Toblerone italianos. 
 
La noticia corrió rápido difundida por la prensa y también entre los pasteleros. Los restaurantes neoyorquinos comenzaron a imitar este sabroso postre, utilizando otros tipos de chocolates. Por supuesto que muy pronto se difundió la receta en la que sólo se mencionaba al chocolate, sin especificar marca.
 
Un año después la moda llegó a Suiza y allí, en ese país que ama  al "negro sabroso" se crearon muchas recetas de Fondue de Chocolate. No era para menos, un postre ideal para los fríos de aquel país.
 
Esta receta básica –para el final de una cena o para el atardecer, acompañada de una taza de café o té, con espumoso o un vino tardío, la podemos hacer con el argentino y tradicional chocolate para taza, es la siguiente: Nosotros usamos nuestro clasico Chocolate Aguila
 
Calentar en una caquelón, esos recipientes especiales para fondue, que van arriba de un pequeño calentado o con una velita, si se hace directamente en la mesa o muchas veces sucede, comenzarla en una ollita a fuego mínimo y luego sí llevar y colocar en el centro de la mesa.
 
Poner ¼ de crema y disolver en ella 100 gs. de chocolate en trozos, una vez disuelto añadir una cucharada o dos de ron, whisky o brandy. Multiplicar la cantidad de acuerdo a los comensales. Revolver suavemente.
 
Dejar la caquelón en el centro de la mesa y rodear de platitos con frutas cortadas, a gusto (uvas, manzana, banana, frutillas), trozos de bizcochos vainilla, de torta de miel y lo que la imaginación dicte. 
 
Una variante es añadir a los platitos, nueces mariposa y/o pasas de uva sin semillas, para "pescar" con un tenedor. Los demás elementos se pinchan y se remojan en el chocolate… Un clásico juego divertido es el que indica: aquel comensal que pierde su trozo dentro de la ollita, paga una prenda… ¡¡¡Que lo pasen rico!!!